Tod@s sumamos tod@s trabajamos

Desde mi profesión como asesora de talento profesional, pretendo transmitir fuerza a tantas personas que viven inmersas en entornos VUCA de los que no saben cómo salir. Hago el paralelismo y el guiño a todas las personas que cambiaron de entorno por la guerra en Ucrania, añadiéndole el matiz de: FFW (FEAR: Miedo, Flight:  Huida, WAR: Guerra.)

La falta de sentido  transciende al estilo de trabajar y al modelo de búsqueda o plan de carrera.  No sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa, decía Ortega.  Hay ya muchas situaciones en las que está faltando ayuda profesional y también un poco mas de humanidad. Es muy gratificante comprobar que puedo rescatar a una persona de esos puntos ciegos de la mirada  propia y ajena por medio de programas Transicion y Talento profesional.  Ayudar a reestablecer la dignidad herida por la falta de reconocimiento o la escasez de recursos, o de retorno a la inversión. 

No pocas veces compruebo que los profesionales desconocen las propias capacidades por no haber podido ponerlas a prueba, por falta de buenos mentores o buenos jefes. No me extraño cuando muchos  se lanzan a la aventura de la independencia como autónomos, dando  al entorno laboral lo que no recibieron en las empresas que dejan.

Hoy en el ámbito femenino, cuando lo importante no ha perdido vigencia: la brecha salarial, ya a punto de desaparecer por penalización con la nueva ley de igualdad,  estamos evolucionando en el disfrute compartido de la baja por maternidad y paternidad.  Aun seguimos con el prejuicio de pensar que en un mismo trabajo el hombre lo va a dar todo y la mujer no. Quedan sesgos inconscientes.  Si dejamos libertad para que cualquiera, hombre o mujer, pueda elegir su proyecto de carrera o su estilo de vida familiar, se acabará el conflicto.

  • El principal problema del feminismo es que es una ideología recargada de obediencia servil al marxismo que le dió vida.
  • El segundo problema es que carece de modernidad, nos ubica de nuevo en el XIX.  
  • El tercero es que no es pacifista, por el constante combate de la mujer con el hombre, ya no solo en el trabajo, sino en la escala social, en la ciencia, en las artes y en la moda, cuando deberían promover el diálogo. Es curioso que mientras esto dura, no dejan de mirarse entre ellos en un desenfrenado benchmarking por ser el mejor/ la mejor.
  • No es progresista porque se  mueve en un bucle que termina  y comienza cíclicamente.
  • El último problema es que no hay muchos capaces de dejar de corear a esta ideología, que como toda ideología, mueve inversiones y necesita causas. Su movimiento compulsivo – de la victima al agresor-, divide a la especie humana en buenos y malos, donde y hombre y mujer están enfrentados polarizando las relaciones, las instituciones, los consejos de dirección -como en Marvel-, para repartirse el mundo. Cómicamente pretenden arreglarlo con políticas de igualdad que llevan la lucha retórica hasta los aseos comunes de los restaurantes.  Y es que las feministas de hoy son nietas de los machistas de ayer.

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