Cuando me aproximo al mundo de la IA, percibo que es una experiencia similar a la entrada en el espacio de internet allá por los años 97, cuando ya en los trabajos existía la gran red WWW donde se encontraba todo. Y nos parecía un regalo obtener gratuitamente cualquier dato con los signos # y @ en las url y conquistar el espacio web. No fuimos los únicos sorprendidos, ni tampoco los únicos beneficiados. Las agencias internacionales de inteligencia se hicieron de oro con la absorción de datos, las de marketing y luego el BIG DATA. Así hemos estado mucho tiempo en una cascada de versiones probadas y asentadas en nuestras redes sociales. Un paso más en el uso profesional de las redes sociales, fue la comunicación web de la telefonía; y que la digitalización de la comunicación colmara nuestras necesidades de relación con el vértice en Instagram, tik tok, META. Pero la evolución continúa desde el 2023 hacia las altas cimas de la IA. Ya no necesitamos nada más para aprender todo y de todos. Hace unos días un profesor comentaba la pregunta descarada de un alumno: Oiga y hay algo que nos vaya a decir que no esté en internet?. Ese asombro me dio para pensar si de verdad buscamos saberlo todo o simplemente saber dónde encontrarlo. Si lo que queremos es no memorizar conocimiento, puesto que en unos segundos lo voy a tener, sirve para el momento pero no para pasar el examen.
No sin razón en mi carrera algún profesor me aconsejaba: “no me importa tanto que te sepas los artículos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, como que los sepas buscar”. Que tengas siempre a mano el código actualizado… tambien añadía, que te sepas la ley. Tener siempre a mano el dispositivo móvil da seguridad. Es cierto, tenemos el mundo en nuestras manos a través de un discreto dispositivo. Si lo perdemos, ¿tenemos otros recurso o sabemos gestionarnos?.
Si esto nos importa o llega a importar volveremos al espíritu crítico – pensamiento personal, basado en experiencias y conocimientos aprendidos de las mejores fuentes probadas, actualizadas y homologadas. ¿A quién no le gusta ser dueño de sus propios pensamientos, crítico de su entorno, relator de sus discursos, genio entre los suyos?.
Pienso que, el más afín a esta idea es el millenial. Piensa independiente y lo cuestiona todo, inconformista, discute con quien haga falta y se atreve a retar a quienes no reconocen que hay muchas cosas que reciben pensadas, elaboradas. La IA les deslumbra pero lo justo, porque no decide por ti, decides tú. La IA necesita datos para hacer las predicciones y los jóvenes saben trabajar con las máquinas, llevan años haciéndolo. Disfrutan con el deep learning; la voz, el audio, la imagen les seducen más que a los mayores. Saber conducir requiere destreza y horas, y sobretodo motivación y ellos se mueven por motivación.
También están los riesgos de lo “fake” y la ética como grandes campos a trabajar; se habla de moral machine, aunque dependerá de la ética y espacio en que nos movamos. Aun asi la IA va por este camino: “tu pregúntame y yo te contesto y asi puedes seguir con lo tuyo”. Es aquí donde el pensamiento crítico y científico tiene el mayor protagonismo. También el sentimiento de libertad de interpretación frente al determinismo de un robot o la insensibilidad de la máquina. La IA no es una criatura. Somos los humanos los que tenemos la conciencia. ¿Qué te parece esta reflexión? En que target te ves?
by Noemí Merchán Yuste
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