Nuestra actividad laboral es parte de nuestro bienestar percibido y forma parte tanto de nuestras satisfacciones como de nuestras decepciones más personales. La frustración en el trabajo suele proyectarse sobre el ámbito privado, afectando a la vida personal y familiar del trabajador.
Diferentes perspectivas recientes, encuadradas en la Psicología Positiva Organizacional, han propuesto modelos teóricos y procesos funcionales que exponen la contribución positiva del trabajo al desarrollo personal y de las organizaciones. El modelo de Recuperación (Recovery) o experiencias de recuperación (Sonnentag y Fritz, 2007) ha tenido en los últimos años un amplio desarrollo por su capacidad de explicación de la salud y el bienestar relacionado con el trabajo.
La recuperación se define como un proceso de relajación psicofisiológica tras la exposición a una situación estresante laboral e incluye cuatro actividades principales: el distanciamiento psicológico, relajación, actividades de desarrollo personal y control del tiempo libre. De los cuatro componentes, la conducta de distanciamiento psicológico es la que ha demostrado tener mayores efectos positivos. Diversos estudios muestran que favorece los estados de bienestar psicológico a largo plazo, actúa negativamente sobre el estado de ánimo negativo y previene el conflicto familia-trabajo y el acoso laboral.
El distanciamiento psicológico del trabajo supone dejar de pensar en asuntos laborales y ocupar el tiempo realizando otro tipo de actividades diferentes, que ayudan a desconectar y a relajarte. Por otra parte, cuando se está experimentando un conflicto entre el trabajo y la familia, expresar verbalmente las emociones y las preocupaciones puede ser una estrategia positiva. Es un modo de recuperarse de un estado emocional negativo, ya que liberas tu malestar, y al mismo tiempo, buscas comprensión y apoyo.
Por María José Ruiz Pastor
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