¿Has hecho ya un reset post pandemia?

Antes de que termine el año, te invito a hacer una reflexión:

Estamos en medio de un cambio de era: la post pandemia y aún seguimos enfrentándonos a una nueva realidad. Este cambio nos ha traído un nuevo modo de vivir el día a día.  

Hablemos claro de lo que a todos nos afecta:

Todavía no somos capaces de mantener la concentración en medio de las distracciones

Estamos en el  “a mi ahora me cuesta mucho más leer”.

Las relaciones sociales han cobrado más protagonismo ahora que hemos redescubierto lo que vale vivir. Al tiempo que vamos aprendiendo a adaptarnos a la norma de interacción basada en la demarcación de límites en pro de la  evitación de contagios o auto protección. Es un disfrutar de las conversaciones con restricciones físicas. ¿Tu aun crees que eso no te está dejando huella?. Ciertamente hemos aprendido a mirarnos al fondo, a tener relaciones no tan basadas en la imagen -que se nos condona-, sino en la mirada que permanece. ¿No te resulta limitante no poder mirarnos al rostro completo?  No, si somos lo suficientemente equilibrados para tomar la parte del todo. Sí, si nos autoimponemos la necesitad de la totalidad física. A la vez hemos aprendido a mirarnos ya no tan desde la superficie del  ´buy me´  por mi imagen. Eso ha sido evolutivo. Ahora bien no todos lo están viviendo de la misma forma y  hoy por hoy nos encontramos en consulta muchas personas con angustia y stress, yo diría desgaste emocional de la pandemia.

Nuestra recomendación, y disculpad por la expresión,  es hacer una vomitera post pandemia. Si no lo has hecho ya, te recomendamos reunirte con tus más íntimos amigos y hablar de lo aprendido, del dolor interno al que va siendo hora de poner nombre, los insomnios, los miedos pasados y temores futuros. Va pasando el tiempo y no aumentan los contagios de COVID tanto como las situaciones de estrés no reconocidas durante este tiempo de 2 años.  Estos pequeños síndromes de fatiga se están solucionando  cuando -dejándonos de tabús-, los atajamos con una simple sesión de mindfullnes para la concentración en lo que podemos hacer con nuestras emociones y nuestro estado de salud. No es tanto llegar a un ´estado de satori´ donde nada nos afecte, como convivir en el estado de pandemia evitando que nos afecte demasiado.  

A mayor Inteligencia Emocional mejor vamos a responder ante las situaciones de estrés de adversidades diarias.  Hablemos claro entre iguales, que eso somos, y afrontaremos mejor este mundo post-pandemia con las herramientas de la Inteligencia Emocional.  

Se habla de la Gran Resignación como la no aceptación o rechazo interior de lo real.

Encontramos que la angustia se supera cuantas más cosas adversas aceptamos. Hablamos mucho en las Organizaciones empresariales de resiliencia para gestionar la vulnerabilidad. El secreto está en la capacidad de adaptarnos a situaciones difíciles. 

Las líneas limítrofes del efecto mascarilla generan fatiga afectivo emocional. Llevemos con garbo esa limitación expresiva y planifiquemos también buenas reuniones  en las que intercambiemos impresiones sobre estos fenómenos en la piel de cada uno y, estaremos ayudando a normalizar la salud psíquica de nuestro entorno.

Ya que hemos tenido que aprender demasiado rápido a adaptar nuestras necesidades a la crisis económica  y social, acusando cuadros de estrés en nuestros empleados, nos hemos de preguntar si sabemos que su origen está en la falta de descanso emocional que genera la pandemia. El modelo híbrido de teletrabajo no superior al 30%  de la jornada en tres meses, no más de tres días a la semana, nos está demostrando que genera alta satisfacción al empleado y mejora la visión de su salud emocional.

 De nuevo  cuánto ayuda poner en práctica la  atención plena como forma de autoconciencia y concentración. Necesitamos asistencia  que nos  dirija a objetivar las cosas.

30/11/2021

Noemí Merchán Yuste

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